El 4 de diciembre se celebra el día de Santa Bárbara, virgen y mártir cristiana del siglo III. Según la tradición, habría nacido en Nicomedia, cerca del mar de Mármara, hija del sátrapa rey Dióscoro, quien la encerró en una torre.
Las causas de su encierro se presumen en evitar que los hombres admiraran su belleza y la sedujeran, o para evitar el proselitismo cristiano. Mientras su padre estaba ausente, Bárbara se convirtió al cristianismo, y mandó a construir tres ventanas en su torre, simbolizando la Santísima Trinidad.
Al enterarse, su padre quiso matarla. Por eso, Bárbara huyó y se refugió en una peña milagrosamente abierta para ella. Atrapada pese al milagro, se enfrenta a su destino.
Su martirio lo sufrió atada a un potro, flagelada, desgarrada con rastrillos de hierro, colocada en un lecho de trozos de cerámica cortantes y quemada con hierros al fuego. Finalmente, el juez dictó la pena capital por decapitación. Fue decapitada por su padre en la cima de la montaña, un 04 de diciembre.
Es la patrona de las profesiones que manejan explosivos, debido a la leyenda del rayo, y especialmente de los militares que pertenecen al arma de artillería en la mayoría de los ejércitos, incluso en algunos países musulmanes.
En las cuencas mineras asturianas le dedican un himno llamado Santa Bárbara bendita, por ser patrona de los mineros. Es la patrona de los electricistas, feriantes y fundidores. Es clásico el patronazgo que ejerce de los canteros. Por ello en alguna iconografía aparece su figura junto a bloques de piedra, conocida como santa de la lluvia desde ese momento.
Ella forma parte de los 14 Santos Auxiliadores de la Iglesia Católica, y es una de las figuras que cuenta con mayor devoción en Venezuela.
De esta manera, en el Zulia y Barinas rinden honor y veneran a esta santa.
Fuente: elsiglo
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