Si hay algo que genera tanto amor como odio, tanta expectación como temor a partes iguales es el Bitcoin. El precio de la criptomoneda más popular está constantemente encaramado a un balancín, desprendiéndose de un 50% de su valor durante los tres primeros meses de 2018 antes de una rápida recuperación en los dos últimos. Es una inversión volátil, eso es obvio. Pero lo cierto es que el poder real de estas criptomonedas no reside en la inversión, sino en toda la tecnología que hay detrás: el blockchain.
Se trata de un método tecnológico que poca gente comprende a la perfección pero casi todo el mundo entiende que hace las transacciones mucho más transparentes.
Incluso algunos de los expertos más escépticos en torno al Bitcoin no dudan en decir que el blockchain ha venido para quedarse.
Más allá de una inversión que sube y baja, esta tecnología puede
revolucionar los cimientos de la mayoría de industrias, incluido el
marketing.
Partiendo de esta base, lo cierto es que las
discusiones fundamentales sobre esta tecnología están girando en torno
al impacto en los bancos y en las transacciones financieras. Nadie
pretende restarles ni un ápice de su importante significado, pero en
esta ocasión nos centraremos en cómo afectará al marketing digital.
1- Revolucionar la recogida de datos
El
acceso a internet es libre pero es necesario encontrar una puerta de
entrada: buscadores web e ISPs. Pero, aunque la mayoría de personas se
fía de dichos pórticos, es imposible obviar las noticias.
Los problemas con la recolección de datos van más allá de Facebook,
aunque haya sido la compañía de Mark Zuckerberg la que se haya llevado
(merecidamente) el sambenito.
El blockchain puede ser una solución. Un buen caso de estudio sobre los problemas con la privacidad es Blockstack,
que mantiene los datos del usuario bajo control gracias a una
estructura descentralizada. Hay otros ejemplos, como Skycoin, que se
impulsan en estas tecnologías.
Con la extensión de estas alternativas, ya no será tan sencillo para los marketeros recolectar los datos de sus potenciales consumidores.
Tendrían que conseguirlos por sí mismos, al no poder recurrir a un
gigante como Facebook capaz de tener el don de la clarividencia.
Pero también se necesitará customizar la experiencia
del usuario, algo que ya están haciendo los mejores marketeros. El
blockchain permitirá a los usuarios decidir, de forma completamente
voluntaria, el tipo de contenido y publicidad que desean ver.
2- Arreglar los problemas del digital display
Existen serios problemas a solucionar en este campo. Desde el punto de vista del consumidor, es complicado de entender y gestionar. Además, el inventario está controlado al completo por dos organizaciones como Facebook y Google, que sacan el máximo beneficio posible.
Desde la perspectiva del usuario
los problemas no son menores. Los anuncios se vuelven intrusivos,
molestos, aumentan la velocidad de descenso de las baterías de los
móviles y juegan al vampiro con los datos de navegación.
El buscador blockchain Brave está solucionando todos estos problemas a través del Basic Attention Token (BAT)
cambiando la forma en la que los usuarios interactuan con la
publicidad. Su funcionamiento sería el siguiente: los anunciantes
compran anuncios utilizando BAT, los usuarios que ven estos anuncios son
compensados con BAT y los editores son compensados tanto por los
consumidores como por los usuarios. De esta forma, el valor de la
atención vuelve de nuevo a su propietario.
Parece que todavía es una realidad lejana, una utopía de la publicidad digital.
Pero cuanto más camine uno hacia la utopía, más se alejará de la
distopía, haciendo que los marketeros se esfuercen cada vez más en
ofrecer a su target creatividad relevante.
3- Propiedad y seguridad
La
llegada de internet (y las infinitas posibilidades de descarga ilegal)
fueron un duro golpe a la industria musical, solucionado, en parte, de
la mano de plataformas de streaming como Spotify, Tidal
o Apple Music. Pero ahora el blockchain puede ser un paso más hacia
delante, que simplifique la complejidad de la licencia musical.
Ya existen proyectos en este sentido, como Po.et, Tao o Steem.
De esta forma, los artistas pueden ofrecer directamente su trabajo a
una audiencia masiva sin necesitar ningún intermediario, poseyendo el
control de su trabajo y la mayor parte de los ingresos.
¿Posibilidad o realidad?
Es importante tener en cuenta que los escenarios descritos son un ideal. Los proyectos están ahí, pero nadie sabe a dónde nos llevará el blockchain, especialmente teniendo en cuenta que todavía está en pañales, tanto en desarrollo como en legislación.
Pero
una cosa parece segura: algunas de las mentes más brillantes de las
mayores compañías ya están apostando por el blockchain y las
criptomonedas de forma casi febril. Por lo tanto, es de esperar que la cosa vaya a más en los próximos meses y años.
Fuente: marketingdirecto
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